El viaje de mi vida
20.07.2014 15:37La primera parte de "El viaje de tu vida" se desarrolla en Granada y la propia ciudad se convierte en un protagonista más de la historia.
Escribir esta historia fue una gran oportunidad de volver a pasear por sus calles, de rememorar los mejores días de mi vida, en una etapa en la que descubrí el mundo y quién soy yo en realidad. Granada ha significado en mi vida muchas cosas, todas positivas. Esta historia me dio la oportunidad de mantener vivo el recuerdo de esos días que no volverán, pero que siempre guardaré en mi corazón.
Algunas de las emociones de los protagonistas mientras descubren la ciudad son las mías propias. He llegado a incluir (con algunos cambios) pasajes de mi propio diario, para capturar mejor la esencia de la ciudad y lo que pretendo transmitir a mis lectores.
La última vez que estuve en Granada fue en octubre de 2004. Escribí la primera parte de "El viaje de tu vida" tres años después y mucho ha cambiado la ciudad desde entonces. Algunos de los lugares a los que solía ir ya no están o han cambiado de sitio. La ciudad cobra vida, cambia, pero su esencia permanece constante. Después de casi diez años sin volver a pasear por sus calles, el 27 de marzo de 2014 cogí mi coche y volví al fin a la ciudad.
Apenas pasé unas horas en Granada, tiempo suficiente para arreglar mis asuntos pendientes y volver a pasear por sus calles, persiguiendo la estela de aquella chica que empezaba a vivir entonces.
Podría decir que todo fue maravilloso, pero no. La ciudad sí, la ciudad siempre es maravillosa y después de diez años había cosas que eran todavía tal cual las recordaba. Era yo, me sentía una extraña en la ciudad. Quizás necesitaba más tiempo para disfrutar de mi reencuentro con una parte de mí, con una ciudad que siempre significará mucho para mí.
Y me marché sin mirar atrás, sintiéndome renovada, sintiéndome capaz de volver cada vez que quisiera. Nunca igual, pero siempre la misma. Mi Granada.
Durante unos días me acompañó la misma sensación de tristeza y lejanía. Pero ese día algo cambió. Granada volvió a ser un amuleto mágico para mí y mi vida cambió. La vida volvió a sonreírme y yo le devolví la sonrisa.
Desde aquel viaje, que en principio sólo sería un viaje más, mi suerte cambió para siempre. Quizás en algún momento, en el Paseo de los Tristes, a los pies de la Alhambra, volvimos a encontrarnos. Quizás sólo tenía que recordar quien fui una vez.